Deseos 2017


26 de diciembre, 2016
Denise Dresser

Un replanteamiento total de la política de la seguridad nacional basada en el entendimiento de que la estrategia actual ha fracasado. México hoy no es un país más seguro y menos violento que cuando Felipe Calderón sacó al Ejército a las calles.

· Un alto total a la Ley de Seguridad Interior tal y como está planteada, basada en regular estados de excepción para el Ejército y suspensión de garantías para los ciudadanos. No al fortalecimiento del poder militar y al debilitamiento del poder civil.

· El regreso calendarizado del Ejército a los cuarteles, y legislación específica para armar una policía profesional que hoy no cuenta con el respaldo legal ni la formación institucional para cumplir con las atribuciones que debería tener en una democracia.

· Un combate verdadero, estratégico e inteligente al crimen organizado que necesariamente pasa por la despenalización de las drogas, acusaciones penales contra políticos y empresarios vinculados al narcotráfico, así como el desmantelamiento de sus múltiples redes de negocios. Más que descabezar cárteles habrá que ir tras sus bienes y sus flujos financieros.

· La instrumentación plena del Sistema Nacional Anticorrupción con nombramientos basados en la autonomía, integridad y ausencia de conflictos de interés de sus miembros, en lugar del acuerdo de #CuotasyCuates que ha prevalecido en el Senado.

· La renuncia de Raúl Cervantes, el Fiscal Carnal, antes de que entre el vigor la nueva Fiscalía General, y entre tanto, reformas constitucionales conducentes a construir una Fiscalía que sirva y no solo a remodelar una Fiscalía a la cual nada más se le ha pintado la fachada. El combate a la corrupción transita por perfiles adecuados e instituciones bien diseñadas. Pasa por leyes -y personas que las hagan valer- para que el corrupto lo pierda todo.

· Compromisos políticos públicos por parte de gobernadores, jueces, fiscales y otros operadores del sistema de justicia penal oral/adversarial para revigorizar una instrumentación que languidece, y que al ritmo actual tomará 11 años en aplicarse en todo el país.

· Una explicación coherente y creíble sobre Ayotzinapa, que dé cuenta sobre el "Pentágono de la Amapola", las complicidades que ha generado entre las "fuerzas del orden" en Iguala y más allá, las redes criminales que han llevado a ocultar lo que verdaderamente ocurrió y todo lo que el Estado mexicano -con el grupo delincuencial que enquista- no quiere explicar sobre la actuación de la policía municipal, la policía estatal, la Policía Federal y el 27 Batallón del Ejército.

· Un mecanismo como la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, capaz de crear una alianza entre la sociedad civil, las partes reformadoras del Estado y la comunidad internacional. Para de ese modo enjuiciar a los corruptos que no son perseguidos sino protegidos, y combatir la impunidad que en México no es un "hecho aislado" sino algo que ocurre en 99 por ciento de los casos.

· Un Presidente que en lugar de celebrar la "unión del país" nos diga qué va a hacer para afrontar lo que parecen dos largos años sin esperanza, sin conducción, sin mapa de ruta. Que nos diga cómo el Estado mexicano va a llevar a cabo sus tareas primordiales de asegurar la seguridad, la estabilidad, el crecimiento, los derechos humanos y la ley.

· El reemplazo de lo que ha sido una diplomacia agachada y timorata por una postura más digna y más estratégica ante Donald Trump. Y eso no pasa por el nombramiento de Luis Videgaray a la Cancillería, sino por un plan de acción en múltiples frentes con múltiples interlocutores en Estados Unidos y en el ámbito internacional.

· Precandidatos presidenciales con propuestas específicas de política pública y no sólo vaguedades como "rebelión en la granja" o "dignificar la política". Y un cuestionamiento mediático constante que los obligue a asumir posiciones claras en torno a la guerra contra las drogas, la despenalización de la mariguana, el matrimonio igualitario, la política fiscal, la deuda, el muro y tantos temas más.

· Una sociedad civil menos aletargada y más indignada, menos complaciente y más exigente. Presente a cada paso para frenar, airear, proponer, informar, y ser el verdadero contrapeso en un país secuestrado que hemos de recuperar. Porque como dijera Michelle Obama: "When they go low, we go high". Ellos golpean bajo, nosotros alzamos la cabeza.