Caminando por los pasillos del poder, anonadados; dando conferencias de prensa, catatónicos; proveyendo explicaciones que ni ellos mismos creen. Que el gasolinazo traerá beneficios a las familias y sin él los programas sociales se acabarían. Que la gallina de los huevos de oro se secó y ni modo. Que la medida es dolorosa pero impostergable por la irresponsabilidad de gobiernos pasados. Palabras y acciones que no parecen producto del razonamiento sino del vudú. Posicionamientos de una administración que no gobierna. Delira.
Una y otra vez, como los personajes de La Isla Mágica, o The Walking Dead, o La Noche de los Muertos en Vida. Zombis presentados en la página o la pantalla como descerebrados, desalmados, letárgicos, en coma, actuando bajo la consigna de una fuerza maligna, superior. Y en este caso, aquello que los impulsa a comportarse así es la corrupción. Los miembros del equipo de Peña Nieto resultaron ser más corruptos que inteligentes. Más acostumbrados a esconder que a rendir cuentas. Más inhumanos que mexicanos. Argumentando que “mantener el subsidio a la gasolina hubiera implicado recortes a programas sociales”, cuando el análisis de Animal Político ha demostrado que no es así.
El supuesto recorte -equivalente a 200 mil millones de pesos- no necesariamente involucraría a programas sociales; hay muchos otros gastos que eliminar antes. 126 mil millones de pesos en publicidad y comunicación social. “Remuneraciones extraordinarias”. Compensaciones por “vida cara” y operaciones encubiertas o confidenciales. Los 8 mil 447 millones de financiamiento público a los partidos. Los 4 millones 400 mil pesos a una licitación para el mantenimiento y reparación a 121 vehículos que la Cámara de Diputados tiene a su disposición. Gastos superfluos. Gastos innecesarios. Gastos que ya de cualquier manera reducen lo que debería ir a escuelas y hospitales, pero acaba en moches o bonos.
Argumentos tramposos que sólo evidencian a zombis insultando nuestra inteligencia, degullendo nuestro cerebro. Porque la gallina de los huevos de oro no se secó; la secaron. La gallina no murió de causas naturales; la devoraron. Gobiernos panistas y priistas. Corporativos y clientelares. Petrolizados y populistas. Pasándonos la cuenta por los excesos del gasto, avalados por una SHCP que hoy regaña a los ciudadanos por la irresponsabilidad de los políticos.
Para que el gobierno vuelva a la vida será necesario que haga más de lo que ha prometido, más de lo que ha anunciado. De nada servirán los “pactos” y los “recortes” y la “austeridad” si la corrupción sigue corroyendo todo lo que toca, si la impunidad continúa intacta. Si no se investigan los casos de sobornos -vía Odebrecht y otras empresas- presuntamente relacionados con Pemex. Si no se sanciona a dueños de establecimientos que venden gasolina robada. Si la intimidación de Trump se contesta de forma tan poco eficaz, ahuyentando la inversión en vez de retenerla. Si la PGR sigue alargando o posponiendo la investigación necesaria a ex gobernadores como Humberto Moreira. Si el ejército de zombis en el Congreso y los órganos autónomos y los gobiernos estatales siguen gastando como lo hacen, contratando deuda como lo hacen, otorgando concesiones como lo hacen.
Resucitar a los muertos en vida para que logren gobernar durante dos años más requerirá exigir acciones inmediatas de política pública. Un Consejo Fiscal que vigile cuánto y dónde gasta el gobierno, como lo ha propuesto México Evalúa. Un plan claro que vincule el impuesto que acompaña al gasolinazo a objetivos específicos. La adopción de energías limpias. La expansión de infraestructura. La inversión en transporte público. El gasto del Estado canalizado a donde realmente debería ir. De lo contrario, eso que los zombis arrebatan en cada gasolinera irá a una bolsa cuyo contenido malgastan. De lo contrario, habrá impuestos sin beneficios. Y un país saqueado por zombis sin alma que se mantienen en el poder gracias a la nigromancia que practican y no por el buen gobierno que garantizan.